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La malla antitodo se ha derrumbado | |
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La nevada de este sábado-16 de noviembre- es sorprendente por una doble razón: en primer lugar porque aquí en el Bajo Aragón, a 350 m. de altitud sobre el nivel del mar, es rara la nieve y más todavía a mediados de noviembre; en segundo lugar porque hace tres días íbamos en manga corta y estábamos viviendo una increíble y larguísima prolongación del verano que alguna vez tenía que acabar, pero nunca sospechamos que lo iba a hacer de manera tan brusca y contundente. Ha nevado toda la mañana y por la tarde llovía, aunque la nieve caída ha sido tanta que se ve por los tejados después de la media noche. Las consecuencias eran inevitables: rotura de ramas en muchísimos árboles (todos con hojas a pesar de la fecha) y rotura de instalaciones, invernaderos, etc. por el factor sorpresa. Eso sí, el agua es una bendición que se esperaba desde la primavera en una tierra reseca y polvorienta que ponía en peligro la siembra del cereal de la nueva temporada. Bienvenida.
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Primero le daba por dentro, luego desde fuera. El invernadero se ha salvado. |
Esto es el fin definitivo de tomateras, pimientos, berenjenas...pero así tiene que ser. LLegó la hora de la verdura de invierno y del invernadero, que por cierto ha estado a punto de sucumbir al peso de la nieve (el plástico está en las últimas); pero este menda, al ser sábado, estaba donde debía: dando escobazos al techo cada media hora. De momento se ha salvado con algun desperfecto