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troncos de pino después de la poda |
En efecto, por alguna razón digna de ser psicoanalizada me ha dado por podar a lo bruto algunos árboles y arbustos, más concretamente el pino de doble tronco, los enebros y el laurel, y en menor medida los lentiscos y el madroño. Otros todavía han corrido peor suerte: los he cortado directamente. Sé que suena mal, pero a veces hay que tomar decisiones drásticas en el jardín y el huerto, pues todo él se comporta como lo que es, algo vivo y cambiante que debe ser intervenido si no queremos que se nos vaya de madre. O simplemente porque queremos cambios o despejar lo excesivamente abigarrado.
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Troncos desnudos de enebro (juniperus oxycedrus) |
Cuando uno diseña un jardín se tiende a plantar más de la cuenta. Al
principio todo es muy bonito y hay espacio por doquier, pero después los
volúmenes se tocan y sencillamente algunos sobran o estorban. Entonces
es la hora del serrucho, la tijera y el motosierro.
Normalmente
no me gusta intervenir, y de hecho en algunos árboles no lo he hecho
nunca, pero esta temporada he visto necesario alguna limpieza, así que
corté al ras un arce negundo bastante canijo y un nogal
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Laurel después de la poda |
que nunca podría prosperar a un metro del seto de cipreses. Descansen en paz.
La
limpia de ramas que le hice al pino fue sencillamente descomunal; ahora
he ganado unas vistas estupendas al sur, y espero que entre el sol a un
lugar que no lo veía desde hace años.
Lo malo de todo esto es que
luego hay que recoger las ramas, trocearlas, etc. Pero aquí se
aprovecha todo, todo se guarda, todo se apila y todos los despojos
acaban quemándose en la chimenea o en la barbacoa o en el horno. Y las
hojas secas al compost o como acolchado.
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Enebros |
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