jueves, 9 de mayo de 2013

Mariquita se llama mi amor


Mariquita sobre planta de berenjena
Hoy,  mientra inspeccionaba las nuevas plantas de berenjena en el invernadero, se me han abierto los ojos como platos; no lo podía creer: una mariquita zampando pulgones. Era como un milagro; la esperanza se abría paso entra la desazón; y una luz al final del tunel pulgonoso me anunciaba el posible principio del fin.

Mariquita se llama mi amor de hortelano tozudo y antiquímico.

Espero que la duendecilla de alas anaranjadas sea capaz de avisar a sus congéneres y se consume la invasión. Lo estoy deseando; es más, me muero de ganas de ver el genocidio que puede producirse, porque los pulgones son muchedumbre que se atrinchera donde puede y ahora andan de nuevo por la berenjenera vieja. También se esconden en el envés de algunas hierbas además de intentarlo con las tomateras y las nuevas matas de pimiento.
El caso es que me he llevado una alegría tremenda y, aunque no doy la batalla por ganada, el hecho de tener una aliada me infunde ánimos en esta lucha desigual.
Seguiré informando.

                                                                                                                                                                              

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