lunes, 8 de abril de 2013

Agua es vida. El riego en el huerto de Franjavio


El agua es uno de los asuntos más importantes de la huerta, por no decir que es el asunto mismo.  Y aunque me crié en el secano y todavía no comprendo bien la mente del regante,  poco a poco voy sintiéndome uno de ellos;  por eso me preocupa más lo que llueve en la cuenca alta del rio que en la baja, y las precipitaciones globales más que las parciales, porque al final lo que cuenta es que haya o no haya agua para la siguiente temporada. Este año la cosa pintaba mal, pero las lluvias del invierno y lo que va de primavera nos hacen más optimistas y este verano las acequias, si Dios quiere, bajarán rebosantes y puntuales.
Por aquí hay una especie de refrán que dice: agua de cielo no quita agua de riego, lo que viene a significar que hay que regar cuando toca,  independientemente de que haya llovido o no. Bueno, ya sabemos que los refranes son a veces excesivamente contundentes, y que no siempre funcionan, pero puedo asegurar que muchos lo toman al pie de la letra y riegan incluso después de una lluvia abundante. Y es que la avaricia de agua es un hecho entre regantes, como lo ha sido siempre la de tierra entre todos los agricultores - de ahí las eternas disputas por las lindes- Sin embargo la racionalidad se va abriendo paso y cada vez  son más los que riegan con mesura y si es posible con métodos alternativos como el goteo, la aspersión, etc.                                                                                                                                                                                     
Alberca de obra
En esta zona, en la huerta más antigua, sigue predominando el riego a manta desde acequias de hormigón y alguna de tierra. Los cultivos típicos son frutales, maíz, trigo y olivo, además de las hortalizas. Lo peor es que en invierno el agua pasa con menos frecuencia y lo más seguro es tener depósitos para almacenarla y usarla en el momento que nosotros queramos. Y eso es exactamente lo que he hecho yo.
 
En primer lugar me construí una alberca de obra, de unos 9000lt. que en verano también me sirve como pequeña piscina para que se refresque la familia y los amigos. Está en la parcela de arriba, con lo que el agua llega por gravedad al huerto y al invernadero. La alberca también se llena por gravedad gracias a que la acequia pasa metro y medio más alta.  
    
Vagoneta cisterna
     


También tengo una vagoneta cisterna que sirvió en su día en una mina de arcilla para sacar agua; ahora me sirve para almacenar agua que utilizo en los tiestos del jardín, pero antes de tener la alberca me servía para regar por goteo las hortalizas aprovechando el desnivel.




Depósito acero galvanizado y polietileno en el interior
Después, para asegurar el suministro en invierno (cuando la acequia va vacía casi siempre)  y para estar tranquilo todo el año, me construí un depósito de acero con bolsa interior de polietileno. Bueno, en realidad yo sólo hice la base de hormigón, porque los operarios de la casa Tolmet me lo montaron en menos de una jornada. La tapa me la construí yo para ahorrarme unas perrillas.



Su capacidad es de 34.000lt. más o menos, y aunque está en la parcela de abajo sigo regando por gravedad ya que su altura es de 3mt.
Se llena también por gravedad, desde la acequia por el mismo conducto  por el que se vacía –parte inferior- simplemente con un juego de llaves.
El depósito es estéticamente horrible, aunque ya he pensado cómo mitigar su fealdad colocándole alrededor  una malla sombrera de color verde oscuro. Así evito también el fulgurante resplandor del acero galvanizado, pues no me gustan esos brillos en medio del campo, qué se le va a hacer…

Tuberías de polietileno
El caso es que con la regularidad de la acequia en verano y con la reserva de agua almacenada dispongo de agua todo el año. El riego del huerto es por goteo o chorreo de forma no constante, a veces con 10 minutos al día es suficiente. Utilizo tuberías de polietileno negro agrícola de 12 ó16mm para las terminales y 40mm para la distribución. Suelo tener una manguera flexible libre para regar manualmente de forma puntual.
El jardín también se riega por este procedimiento. Los olivos los riego a manta de momento, pero en un futuro pondré también tuberías de polietileno.

Acequía de hormigón
Lo mejor de todo es que la acequia pasa al lado de la finca pero a un nivel más alto, con lo que el agua llega a cualquier rincón con su propio peso, sin necesidad de bombeos.
El agua es la vida y la verdadera alegría de la huerta. Su sonido es música casi tan celestial como el sonido de la lluvia.  Cuidémosla.







Tubería polietileno

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