sábado, 23 de febrero de 2013

Pulgones en el invernadero

Borraja de invernadero con pulgón

Nunca hasta ahora había tenido serios problemas con el pulgón en el invernadero, pero este invierno, por lo que sea, la cosa va mal; y es que tengo una plaga que aparentemente no estropea demasiado ni lechugas, ni cogollos, ni borrajas, sin embargo para consumirlas hay que limpiar a fondo las hojas porque la población de estos bichitos verdes  -perfectamente camuflados-  es escandalosa. Arriba vemos una borraja joven infectada de pulgón, y abajo unas pequeñas plantaciones de lechuga maravilla y cogollo atacadas también.

Lechuga maravilla de invernadero con pulgón
 Como es natural he tenido que intervenir, pero como no he conseguido el famoso jabón blando quitamanchas de la marca Beltrán en Mercadona, pues he aplicado jabón sódico (que yo mismo hice con hidróxido de sodio-sosa caústica- y aceite reclicado del consumo familiar) Ya sé que no es lo mismo, pero tengo que detener la plaga como sea, antes de que ataque también a los pimientos y las nuevas tomateras.  
Me he enterado de que venden jabón potásico en tiendas y suministradores de productos fitosanitarios, por eso de que la ecología vende. Sin embargo no es lo habitual, y los formatos son frecuentemente de 5 y 20 litros -una exageración para un huerto de pequeñas dimensiones- así que lo más probable es que consiga el hidróxido de potasio y me lo haga yo mismo la semana que viene (imagino que en Zaragoza, en la droguería Gilca, encontraré) Por cierto, en el exterior no hay pulgón por estas fechas, pero temo una invasión para la primavera.Ya os diré.(ver más abajo la continuación)
                                                                                                          
Los geranios de momento no padecen la plaga del pulgón
Bueno, pues a 4 de marzo, pasados unos días de las primeras fumigadas con jabón sódico al principio y con potásico después, puedo afirmar que efectivamente mueren de forma masiva, pero como nunca mueren todos porque siempre queda algún hueco sin mojar, pues resulta que sigue habiendo montonadas de pulgón en el envés de algunas hojas de leghuga maravilla. Las borrajas jóvenes, en cambio, están bastante limpias. O sea, que el jabón controla pero no elimina el problema del todo. O por lo menos esa pinta tiene. Y otra cosa: las lechugas llevan tanto jabón que cuando me las coma lo mismo me limpian el estómago y los intestinos. Ya veremos. Seguiré informando
A 9 de marzo las lechugas están más que enjabonadas (no sé cómo sabrán) y los pulgones vivos a millares. Es verdad que muchos parecen muertos, pero los vivos son legión y muchedumbre, así que empiezo a pensar que el jabón potásico es un mito de la ecología huertana porque su poder insecticida no es muy allá. De todas formas prometo perserverar, así que seguiré haciendo pruebas y les contaré.

Arrancadas con raíz
El 11 de marzo tomo una decisión drástica: sacar las lechugas del invernadero. La eliminación de pulgones es clara y evidente, pero tan rápido como mueren aparecen otros nuevos, así que he optado por trasladar las lechugas al exterior aprovechando que viene una ola de frio. Ójala los pulgones desaparezcan, pero como no me fio del todo las replantaré en una zona alejada del huerto, no vaya a ser que se me contagien las borrajas, alcachofas, etc. Son lechugas adultas pero supongo que agarrarán y seguirán creciendo. Es necesario, de lo contrario el invernadero será incontrolable y las tomateras y pimientos podrían ser las próximas victimas de estos animalejos verdes.

Las coloco en un macizo entre tomillos y las riego
A 13 de marzo, después de pasar un día un poco mustias parece que se van espabilando. El invernadero ya no tiene ninguna plantación pulgonosa; a ver si soy capaz de dejarlo limpio. También extraeré las borrajas para consumir las más grandes y trasplantar afuera las pequeñas.
El jabón de potasa no es la solución definitiva, aunque mitiga los efectos del pulgón, pero con tratamientos casi continuos. Supongo que como limpiador de melaza, para evitar enfermedades fúngicas funciona mejor.
Nunca me había pasado lo de este año.
Ahora no sé si el pulgón ha ganado la batalla o la he ganado yo.

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